Leo Bonhart
Soldado
Se sentaba ahí, me clavaba la mirada y no decía ni una palabra. Los ojos eran... parecían ojos de pez o algo así. No tenía cejas, no tenía pestañas... Solo esas bolas de agua, con una piedra negra incrustada en cada uno. Me devoraba con esos ojos en un silencio absoluto. Eso me daba más miedo que las palizas.